2. Ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA)

 El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) se encuentran en cantidades importantes en pescados grasos como el atún, jurel o salmón, y en vegetales marinos pero la forma más consumida de estos es en forma de aceite como suplemento nutricional (nutracéutico).

 Se trata de unos ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega- 3, siendo su estructura la siguiente:

 EPA

 DHA


 Actúan como un potente antiinflamatorio y citoprotectores (mediante el bloqueo de los agentes pro-inflamatorios o generación de resolvinas) gracias a que al ser ingerido es incorporado de forma rápida por los fosfolípidos de membrana celulares, liberados por enzimas lipooxigenasas y ciclooxigenasas.

 El EPA y el DHA son unos importante componente estructural de las membranas y actúan como sustrato para la formación de una serie de derivados lipídicos llamados eicosanoides, los cuales son derivados de 20 átomos de carbono (en el caso del EPA) y de docosanoidess que son derivados de 22 átomos de carbono  (en el caso del DHA)

 En los seres humanos y animales cuyas dietas son ricas en estos ácidos grasos, se observa un aumento de la proporción de estos en sus membranas celulares, reduciendo e contenido de alfa-linolénico (poder inflamatorio) gracias a la disminución de la producción de productos pro-inflamatorios. 

 EPA actúa también como sustrato de la lipooxigenasa-5 y de la (1 y 2) cuando esta en la membrana plasmática, compitiendo con la alfa-linolénico en la generación de eicosanoides. Es por tanto, un inhibidor in vitro de la AA.

 Los beneficios de la ingesta de EPA y DHA son por tanto:

  • Propiedades antiinflamatorias.
  • Protección frente a enfermedades cardiovasculares.
  • Efecto neuroprotector, especialmente en lesiones inducidas por isquemia y por excitotoxicidad producida por neurotransmisores.
  • Agente quimioterapéutico para la protección frente al cáncer. 
  • Protección frente a enfermedades de inflamación intestinales (relacionadas con personas cuya dieta es elevada en ácidos grasos omega-6 y deficiente en  omega-3).
  • Actuación como antiinflamatorios en enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea.
  • Actuación frente al daño inducido por isquemia-reperfusión.

 Para concluir, podemos decir que los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (EPA y  DHA) de origen marino, son eficaces en el tratamiento y prevención de variadas enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, cáncer, enfermedad inflamatoria intestinal, artritis reumatoidea e injuria po isquemia/reperfusión, ya que modulan la respuesta inmune, disminuyendo por tanto la inflamación y el daño generado por esta, demostrando asi su efecto antiinflamatorio y citoprotector.


 En las dietas debe existir por tanto un equilibrio entre ácidos grasos omega-6 y omega-3, aumentando el consumo de pescados grasos o desarrollando alimentos funcionales que contentas las concentraciones necesarias, además de el consumo (si fuera necesario) de suplementaros nutricionales (nutracéuticos) ricos en omega-3.



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